La primera colaboración colectiva entre los escritores argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares no fueron los relatos detectivescos firmados bajo el nombre de Bustos Domecq, sino la redacción de un folleto publicitario en 1935 para la marca de lácteos La Martona, de la familia de Bioy. Gabriel García Márquez trabajó durante todo un año para la agencia publicitaria J. Walter Thompson México y con el dinero que ahorró se encerró a escribir su obra cumbre, Cien años de soledad. En su revista, el poeta local Medardo Ángel Silva también era el autor de avisos publicitarios sobre medicinas y vitaminas.
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Los ejemplos de la relación literatura-publicidad parecen interminables... Algunos de los curiosos hechos descritos arriba, con otros ficticios, se juntan en La Maniobra de Heimlich, la primera novela del escritor Miguel Antonio Chávez (Guayaquil, 1979), quien trabajó como creativo publicitario entre 2002 y 2007. “Pero .la novela no es una transliteración de mi experiencia, es una visión satírica del mundo de la publicidad. El punto de partida fue cómo en algún momento muchos escritores estuvieron vinculados con este mundo, porque tenían que comer. Y cómo a pesar de... o gracias a... siguieron su camino literario”.
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El autor del libro de cuentos Círculo vicioso para principiantes, cuyos relatos constan en antologías latinoamericanas, da el salto a una novela “escrita en tono satírico y humor del absurdo”. La maniobra de Heimlich es presentada hoy, a las 18:00, en la Sala Autoral del MAAC en la Feria Internacional del Libro (FIL 2010).
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Es la historia de un narrador protagonista, un guayaquileño anónimo durante tres momentos de su vida. El primero siendo un joven redactor publicitario cuando viaja a Buenos Aires (Argentina); a su regreso a Guayaquil cuando ha dejado sus delirios de publicista y se vuelca a la literatura. Y el tercero, cuando se embarca en un vuelo otra vez hacia Buenos Aires como miembro de una delegación invitada a una Feria del Libro. La historia de este joven perdido en sus aspiraciones es intercalada con historias paralelas, guiños literarios o datos y curiosidades históricas. La presencia de Borges es tangencial, sobre todo en función de su cuento Guayaquil, del libro El informe de Brodie. También es mencionado como anécdota cuando el argentino visita Ecuador.
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El tema del cuento Guayaquil, lo que se dijeron Bolívar y San Martín en su reunión en esta ciudad, salta al texto de Chávez cuando una “logia seudocuasi masónica” contacta en Argentina a su protagonista para revelarle el secreto de lo que verdaderamente pasó en esa entrevista. Otras de las curiosidades mencionadas en el libro es la absurda forma de morir del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, atragantándose con la tapa del colirio que sostenía entre sus dientes mientras se aplicaba las gotas. En la novela también aparece un enano atragantándose. Esas imágenes refuerzan el título (La maniobra de Heimlich) que designa el procedimiento de primeros auxilios que consiste en la compresión abdominal para liberar el conducto respiratorio y que “sirve para metaforizar lo asfixiante y efímeros que pueden ser ambos mundos: publicidad y literatura”, señala el autor. Mundos de los que el protagonista necesita desmembrarse. AGV
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