El agente secreto, Daniel Ascarza, trabaja para el Servicio de Inteligencia Gubernamental (SIG), uno de los organismos de control del gobierno del presidente Hiroyasu en el Perú del año 2000. Los agentes Daniel Ascarza, Selva Durán y Capuñay comienzan a desconfiar del régimen, descubren que Alejandro Valencia, su superior, y un escuadrón de contrainteligencia espían a todos sus colegas de misión y ejecutan a los contraespías.
La agente Selva Durán participa exitosamente en una arriesgada operación, cuya meta es el incendio y destrucción de la sede central del banco estatal. Detalles precisos como esquirlas de la granada y vestigios de los explosivos utilizados en la misión son encontrados entre los escombros por un grupo de ingenieros peritos comandados por su colegio profesional. Los medios de comunicación avizoran un autoataque. Por ser la única persona que posee esa información, Selva Durán es acusada de contraespionaje al interior del servicio de inteligencia.
Daniel Ascarza extiende sus contactos dentro del SIG y ejecuta su plan “Operación cuatro Suyos”. La operación involucra al agente Capuñay y un comando secreto como anillo de protección. La acción consiste en recolectar material filmográfico de archivo donde aparecen políticos y otras personalidades que acuerdan una coalición con el régimen oficialista a cambio de dinero. Los vídeos son entregados a la prensa, el escándalo estalla. El presidente Hiroyasu aprovecha una cumbre internacional para huir. El agente Ascarza salva de morir en una emboscada, su intento de conspiración funciona y mantiene su anonimato.
Todos los personajes de esta novela son ficticios.
Basada en hechos reales acontecidos durante el año 2000.
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