El punto más alto es “Raimondi 904”, cuento en el que vemos a un “perdedor” ribeyriano desalojado de su vieja casa familiar, abandonado por sus mejores amigos y, en un final apenas sugerido, asaltado por una agresiva pandilla. En suma, Un nombre distinto –libro ganador del VI Concurso Nacional de Cuentos organizado por la Asociación Peruano Japonesa– muestra una marcada superación de Ruiz Effio como cuentista.
lunes, 30 de enero de 2012
Miguel Ruiz Effio ha reunido en "Un nombre distinto" (Altazor) seis cuentos que remiten a la mejor tradición del cuento urbano
El punto más alto es “Raimondi 904”, cuento en el que vemos a un “perdedor” ribeyriano desalojado de su vieja casa familiar, abandonado por sus mejores amigos y, en un final apenas sugerido, asaltado por una agresiva pandilla. En suma, Un nombre distinto –libro ganador del VI Concurso Nacional de Cuentos organizado por la Asociación Peruano Japonesa– muestra una marcada superación de Ruiz Effio como cuentista.
miércoles, 25 de enero de 2012
"Eva no tiene paraíso" (Altazor, 2011), de Patricia de Souza, una interesante reflexión sobre la literatura escrita por mujeres
jueves, 19 de enero de 2012
"El dolor en los labios" en El Peruano
La novela repasa cuidadosamente cada filamento sensible de lo vivido por sus protagonistas en un lugar en común: Ayacucho. A partir de ahí –como define el autor– cada historia mezcla y separa a tres mujeres en sus respectivos tiempos y objetivos.
La sola investigación significó a Rengifo un trabajo de campo de aproximadamente nueve meses, tiempo que sirvió al escritor para sensibilizarse y nutrir su pluma en la convivencia y reconocimiento de cerca de personajes ligados a la violencia subversiva.
"Recorrí bibliotecas, cárceles y pampas, en búsqueda de datos e historias verdaderas que nutriesen a la postre mi trabajo, honesto y dedicado a recordar el pasado para no repetir ningún hecho de violencia en el Perú", nos confiesa el autor.
Dos de los personajes principales escogidos existieron en la realidad. Uno es la heroína prócer de la independencia María Parado de Bellido, la otra es la difunta terrorista Edith Lagos. La última protagonista es un personaje de ficción, una mujer ayacuchana de comienzos del siglo XX que también debe enfrentar situaciones de violencia.
sábado, 14 de enero de 2012
Ediciones Altazor publica una antología dedicada a Huamanga
Entrevista a Patricia de Souza
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR
¿Cómo surge la novela? ¿Partiste de una idea o imagen determinada?
La novela surge por una imagen intensa. Creo que surgió mientras caminaba por el jardín Massey, en Tarbes, donde he vivido casi 6 años. Era como si una imagen, convertida en icono y en fetiche al mismo tiempo, me hubiese revelado algo especial, algo que no había visto, como si fuese la “magdalena” de Proust… entonces, decidí escribir un libro sobre la fotografía. Ahora, también recuerdo haber leído en ese momento un libro de Annie Erneaux, conteniendo fotos, en el cual, el texto describía la foto. Mi intención fue distinta, en una época saturada de imágenes, yo quería explorar qué
sucede primero, la imagen o el texto. La imagen es muda, y sin embargo habla. Eran muchas preguntas, sobre todo, en torno a una persona que se va, que desaparece, y que no sabemos si de verdad ha existido. Una especie de Albertina proustiana, moderna. Pero esto todavía más común: una persona siempre es impermeable, muda, fija, como una foto. ¿No es terrible?
La novela plantea una indagación profunda sobre la pérdida y la ausencia…
La ausencia y el desarraigo, o la soledad, temas fundamentales en esta época. Creo que nunca antes hemos estado tan desarraigados, día a día, es una constante desolación. No es ser tan pesimista pensar que cada vez estamos más invadidas, e invadidos, por el exterior, que no sabemos cómo organizar tanta información, que estamos más confundidos que nunca, las mujeres, y luego, los hombres.
No sólo está la ausencia de Tristán, también está presente el tema del desarraigo.
Tristán representa el desarraigo, por su edad, es imposible socialmente hablando, por su lenguaje: hunde en el desarraigo a su interlocutora porque no la entiende. Es una Lolita masculina, felizmente indolente como suelen ser los más jóvenes. Ahora, este Tristán, también representa la imposibilidad de lo durable, lo efímero. Y ese es su encanto. No hay tabú que romper, el de la diferencia de edad, sino el de la idea de la relación como algo durable y no contingente.
La protagonista se pregunta en un momento (y yo te extiendo la pregunta a ti): “¿Es una locura pensar que escribir sobre algo evita el olvido?”… y sin embargo, cómo es posible que uno se aferre a esa posibilidad aparentemente inexistente.
Es curioso porque cuando escribo, siento que borro la experiencia, la transformo, la adultero, la hago distinta de lo que es, y de alguna forma, ese borrarse, hace que se produzca un olvido, un espacio en blanco. Es como si quisiéramos que nos olviden escribiendo, cuando es ¡¡todo lo contrario!! Es un proceso muy neurótico…